María Antonieta Rivas Mercado, la visionaria.
- MexArt Team
- 1 abr 2021
- 8 Min. de lectura
Actualizado: 5 abr 2021
Una de las mexicanas más célebres, aunque no tanto como debería,
adelantada a su tiempo, promotora de la cultura y las artes; "feminismo en sí misma".

El despunte de un nuevo siglo.
María Antonieta Valeria Rivas Mercado castellanos, nació en la Ciudad de México, el 28 de abril del año 1900.

Heredera de la tradición del apogeo Porfiriano, nace justo en el cambio de siglo, en una familia poderosa y afamada, miembro de la élite porfirista. Su padre, Antonio Rivas Mercado, célebre por ser el arquitecto y director del proyecto para edificar la columna del "Ángel de la Independencia", entre muchas otras construcciones y obras.
Recibió una educación reservada para la élite a la que pertenecía, con el espíritu universal que caracterizó a su familia hasta entonces. Desde los 8 años viajó a Europa con su padre, practicó danza, ballet, y aprendió a hablar inglés, francés, alemán, griego e italiano.
A su regreso a México, siendo apenas una niña, vivió el estallamiento de la Revolución Mexicana, a la par del desmoronamiento de su núcleo familiar, su madre, Matilde Castellanos Haaf, huyó a Europa.

La Revolución Mexicana.
Durante la Revolución, Maria Antonieta continuó con sus estudios, y escribió sus primeras poesías y textos referenciados, además, comenzó a interesarse en el activismo cultural.
Se casó a los 18 años con Albert Blair, fiel de cierta forma a la tradición de una mujer de clase alta de finales del siglo XIX. Muy pronto nació su hijo Donal Antonio Blair, en 1919, pero también muy pronto, el matrimonio comenzó a desgastarse.
Maria Antonieta tenía una vocación política además de cultural, y no dejó de interesarse en promover la pintura y la música, ser una mujer independiente rompía con los estereotipos de la época, no se esperaba que una buena esposa de alta clase contradijera a su marido.
Albert Blair, aunque británico, estaba muy involucrado en la política mexicana. De ideas conservadoras, participó en la Revolución apoyando a la familia de Madero. Una de las más grandes disputas que tuvo con Maria Antonieta, fue su amistad con personajes ligados al socialismo, como Diego Rivera, a la par de sus cada vez más estrechos con el "grupo sin grupo" de artistas y escritores de la época.
Blair era un hombre de negocios, entre sus proyectos más conocidos está el desarrollo y fraccionamiento de la nueva colonia de élite para la Ciudad de México de principios del siglo XX, "Chapultepec Heights". Mientras desarrollaba el proyecto, fue Maria Antonieta quien designó los nombres de las calles como Sierras, Cordilleras y Montañas de México y el mundo, y fue también en ese momento, que el nombre de la colonia fue cambiado a "Lomas de Chapultepec".

Los escandalosos años 20s.
Maria Antonieta vivió en medio de la dualidad del México que le tocó.
Por un lado, el nacionalismo extremo resultante de la Revolución, con una fuerte tendencia de rescate de lo que se entendía -y entiende- hasta hoy como los rasgos mexicanos, la raza de bronce, las etnias y grupos originales, la riqueza cultural nacional previa a la europeización del Porfiriato.
Por el otro, existían aún los grupos más cosmopolitas y universales, donde se retoma la riqueza cultural y artística de la humanidad como un todo, de las influencias globales, escuelas más internacionalistas.
Dentro de estos grupos se formó el llamado "grupo sin grupo", con el cual Maria Antonieta estuvo estrechamente ligada. Fue promotora cultural, mecenas, y amiga personal de muchos de sus miembros, como Salvador Novo, Carlos Pellicer, Gilberto Owen, Xavier Villaurrutia y Jaime Torres Bodet.

El "grupo sin grupo", como ellos mismos se hacían llamar de forma irónica, postulaba que era momento de un renacimiento cultural mexicano, abrazando las tendencias internacionales, y sin darle la espalda los periodos de enorme progreso del pasado. Grupo sin grupo, porque estaban al margen de las tendencias y escuelas nacionalistas, apoyadas por el oficialismo y el gobierno post-revolucionario.
Entre esos ultra nacionalistas estaban Siqueiros, Orozco y Rivera, quienes se burlában de este "grupo sin grupo", insertado dentro de la sub cultura del dandysmo, quienes se consideraban abanderados la elegancia internacionalista.

Maria Antonieta organizaba reuniones con estos grupos de artistas, y con diversas personalidades de la sociedad de la capital mexicana de los años 20s en su famosa casa de la colonia Roma, construida por Adamo Boari.
Financió iniciativas como el Teatro Ulises, en 1926, dirigido por Villaurrutia y Novo, que dedicó su actividad al teatro experimental, y a traer montajes internacionales a Mexico, poniendo en escena obras como "La voz humana".
A la par, apoyó también fiancieramente y con su posición social a iniciativas de los movimientos nacionalistas. A María Antonieta debemos la creación de la Orquesta Sinfónica Nacional, a cargo del legendario Óscar Chávez, en 1928.

Su intenso activismo cultural traspasó fronteras, estableciendo estrechas relaciones con artistas y escritores europeos, como Federico García Lorca, con quien aparece en la fotografía inmediata superior. Su fuerte presencia social la volvió un ícono incluso para ciertas reivindicaciones feministas de la época, María Antonieta gustaba de pasear por la colonia Roma, o la Juárez, vestida como una auténtica flapper.
El escándalo social subió de tono cuando María Antonieta, contra todo lo que "se esperaba" de una mujer de la época, decidió asociarse con el pintor Manuel Rodríguez Lozano, abiertamente homosexual, para abrir juntos el salón de baile "El Pirata", ubicado en lo que hoy es la Universidad del Claustro de Sor Juana.
El terreno y edificio del Claustro de Sor Juana fue heredado a María Antonieta por su padre a su muerte en 1927, y es a su familia a quien también se atribuye el rescate del lugar.
La política, y el exilio.
Como se dijo, su esposo nunca estuvo de acuerdo con el activismo de María Antonieta, su intensa vida social, y sus ligas con importantes hombres de las letras, las artes, y la política. En la segunda mitad de la década de los 20s, ella solicita el divorcio, después de una prolongada separación. Su padre, a pesar del escándalo para la época, siempre apoyó a María Antonieta.

Las leyes de la época, favorables marcadamente hacia el esposo, llevaron a Maria Antonieta a una prolongada lucha legal por la custodia de su hijo.
Es también a finales de los 20s que María Antonieta conoce a José Vasconcelos. Ella lo admiró profundamente desde sus primeras interacciones, por sus campañas culturales y su programa ideológico, abrazando la idea de la "Raza Cósmica".
En 1929, María Antonieta se sumó a la campaña política de Vasconcelos, tanto en apoyo financiero como en proselitismo. La promoción del voto femenino, entre otras iniciativas, la llevaron a involucrarse total y absolutamente. A la par, esta admiración, se transformó en un intenso enamoramiento de ella por Vasconcelos.

Llegó enconces el momento en que Plutarco Elías Calles decidó imponer a su propio candidato a la presidencia, Ortiz Rubio. Al mismo tiempo, se dice que Vasconcelos, al ver acabada su carrera poítica, le hizo saber a María Antonieta que su amor por él no era correspondido, se dice también que él solo alimentó la relación e intenciones amorosas de ella para aprovechar sus conexiones y posición para catapultar su campaña.
Ante la decepción política, y la decepción amorosa, María Antonieta entró en una profunda depresión, y decidió salir del país por un tiempo, con destino a Nueva York. Es a su regreso a México que Blair logra arrebatarle de forma definitiva la patria potestad de Donald Antonio, ella, en su desesperación, decide secuestrar a su propio hijo y huir del país.
Francia, la tragedia.
En 1930 María Antonieta secuestra a su hijo, y después de ocultarse en la casa de un amigo joyero, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, sale rumbo a Nueva Orléans, donde se embarca con destino a Burdeos.
A la muerte de su padre, que siempre apoyó a María Antonieta, el resto de la familia no vio con buenos ojos el estilo de vida que llevaba. Cuando surge la noticia del secuestro de Donald Antonio, y su huída del país, el escándalo ya no tiene contención, y su familia le retira todo el apoyo económico, y le quitan diversas posesiones y propiedades.
Estando en Francia, María Antonieta decide ponerse a trabajar aprovechando sus relaciones con la comunidad cultural francesa. Es en ese momento en que se reencuentra con Vasconcelos, y fundan juntos una revista, que se editó por un tiempo breve.
Vasconcelos volvió a afectarla emocionalmente, ella se refugió en su amistad y relación platónica con Manuel Rodríguez Lozano, quien tenía también vínculos con la comunidad artística europea.
Con el tiempo, la depresión se agudizó, el retiro total de apoyo familiar, y el despojo de sus bienes, la pusieron a ella y a su hijo en condiciones cada vez más complejas, a tal grado que le pide ayuda al cónsul de México en Francia, Arturo Pani, y de quien recibe mucho apoyo.
María Antonieta, presa de la depresión, de la que nunca pudo salir, decide dejar a su hijo de 11 años en Burdeos a cargo de las pocas personas de confianza que le quedaban, y se dirige a París. Registros en su diariomuestran que ella había llegado a la conclusión de que su hijo viviría mejor con su padre, quien si tenía respaldo social y económico, lejos de la depresión de ella.
Al mismo tiempo, Manuel Rodríguez Lozano se había embarcado con destino a Francia para verla y apoyarla, luego de enterarse en sus cartas de su desesperación, depresión, y profunda soledad.
Se desconoce la naturaleza del último encuentro que tuvo con Vasconcelos, solo queda un registro beve de una conversación de rompimiento amoro en el diario de ella. El 11 de febrero de 1931, María Antonieta se dirigió a la Catedral de Norte Dame de París, y se dió un tiro en el corazón con la pistola del propio Vasconcelos.
La llevaron al hospital, pero nada pudo hacerse, y no lograron salvarla. Fue el cónsul Arturo Pani quien reconoció el cuerpo de María Antonieta en la morgue de París. En ese mismo momento llegaba a Francia su amigo Manuel Rodríguez Lozano, ya tarde para poder verla.
María Antonieta dejó una carta para el cónsul, donde le encargaba a su hijo, dejaba instrucciones de dónde estaba, así como del dinero que había dejado para él, y los bienes que le pertenecían en México.
Al final, los complejos trámites, la forma de su muerte, y la premura en darle sepultura después del tiempo que pasó en la morgue, impidieron que su cuerpo fuera repatriado a México. María Antonieta fue llevada a la fosa común de París.

El legado.
Maria Antonieta encarnó las dualidad de vivir plenamente su tiempo, y adelantarse también a él. Del nacionalismo, y de abrazar las propuestas del mundo. De gozar y de sufrir la independencia femenina en su época. Del soporte emocional de su padre, y el abandono familiar posterior. Del matrimonio tradicional con Blair, y del amor libre con Vasconcelos y Rodríguez Lozano.
Visionaria, apasionada, libre, constructora y víctima al final de su tiempo. Promotora del conocimiento, y del renacimiento cultural.
Legó su dramaturgia, literatura, poesía y periodismo. Dejó instituciones e iniciativas culturales vivas hasta nuestros días. Apoyó el surgimiento de movimientos artísticos, muchos de los grandes nombres del siglo XX en la escena cultural mexicana, públicamente la refirieron como quien les hizo posible crar lo que crearon.
El voto femenino, eje de las campañas que apoyó a finales de los 20s, se consolidó en México hasta ya entrados los años 50s, y todavía enconces, fue referente del movimiento para muchos grupos sufragistas y feministas.
Entre muchas cosas, Maria Antonieta eligió el poder del hacer, el coraje que proviene del hacer. De ir y venir, de estudiar, de compartir, de apoyar, de construir, de decidir sobre su vida. "Feminismo en si misma".
Y fue ella también de las primeras en rescatar a la legendaria Sor Juana. Mujer rescatando de la historia a otra mujer. Mexicana levantando a mexicanas y mexicanos, es, y seguirá siendo siempre vigente.
"Extraño concepto de la virtud femenina que consiste en un no hacer" - María Antonieta Rivas Mercado
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